Marisa Gómez Armenteros

Cómo superar la obsesión por la comida

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Dice un viejo refrán: “Hay que comer para vivir, no vivir para comer”. Y esto es algo que no siempre se cumple. La comida o, más bien, comer, puede llegar a convertirse en una auténtica obsesión, hasta el punto de poner en peligro nuestra salud física y mental.

El sobrepeso, la obesidad, la bulimia o la anorexia son algunos de los problemas de salud a los que pueden conducir los comportamientos compulsivos con la comida. Las causas de estos son variadas, pudiendo atribuirse a factores biológicos (genética, efectos secundarios de algunos medicamentos, desequilibrios hormonales…) o psicológicos (depresión, estrés, ansiedad…).

Sin embargo, la obsesión por la comida no debe ser considerada como un trastorno crónico. Es posible revertir la situación y variar los hábitos alimenticios hasta volverlos saludables.

Cómo combatir los comportamientos compulsivos con la comida

La obsesión por la comida es una batalla que debe plantearse desde varios frentes. Lo que tienen en común las diferentes estrategias a desarrollar es el ahondamiento en nuestro autoconocimiento a nivel de sentimientos, emociones y necesidades.

A continuación te mostramos algunos aspectos que debes tener en cuenta a la hora de superar los comportamientos compulsivos con la comida.

Reconocer las señales y los síntomas de un trastorno de la conducta alimentaria

La ansiedad es una de las causas más habituales de los comportamientos alimentarios compulsivos. Por eso es importante saber detectar los momentos y las razones por las que surge esta ansiedad.

Es probable que los atracones de comida inapropiados se den en situaciones de estrés, tanto laboral como personal. Aprender a detectar esos momentos críticos facilitará la elaboración de estrategias para evitar la compulsión de comer.

Identificar las distorsiones cognitivas relacionadas con la comida y el cuerpo

Los pensamientos negativos y las distorsiones cognitivas sobre el aspecto físico, el peso y la comida son muy comunes en los trastornos de la conducta alimentaria. Es importante identificarlos para tomar conciencia de que no se corresponden con la realidad y que deben ser corregidos.

Algunas de las distorsiones cognitivas más habituales sobre la autopercepción física son el conocido como la bella o la bestia (solo existe el físico totalmente perfecto o totalmente imperfecto, sin puntos intermedios), la comparación injusta (comparar el físico propio únicamente con el de las personas que tienen el físico que idealizamos) o la lupa (poner el foco exclusivamente en nuestros defectos físicos, obviando todo lo demás), entre otros.

Desarrollar estrategias de meditación y relajación

Como ya hemos indicado, el estrés y la ansiedad son causas habituales de los comportamientos alimentarios compulsivos. Por ello, es aconsejable realizar de forma habitual ejercicios de meditación, relajación o exposición gradual a la hora de combatir este tipo de trastornos.

Una de las técnicas de relajación más populares y de mayor éxito en las últimas décadas es el mindfulness, basada en la auto-observación de nuestras sensaciones, la meditación, la conexión entre nuestro cuerpo y nuestra mente y, a un nivel más físico, el yoga y los estiramientos.

Establecer metas realistas en relación a la alimentación, el cuerpo y el ejercicio

La frustración es uno de los grandes enemigos a la hora de superar la obsesión con la comida, y suele aparecer por la imposibilidad de alcanzar objetivos irreales en el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria.

Es importante tomar conciencia de que no existen dietas milagrosas ni rutinas deportivas que transformen el propio físico en cuestión de días o semanas. Tanto el tipo de dieta a seguir como las rutinas deportivas deben ser parte de estrategias a largo plazo. Es aconsejable sustituir los malos hábitos por otros más saludables, evitando tratamientos de choque que solo nos conducen a la frustración. Como dice el refrán: “Roma no se construyó en un día”.

En definitiva, la mejor forma de superar la obsesión por la comida es tomar contacto con nosotros mismos, con nuestras emociones y necesidades, con el objetivo de tomar las decisiones alimentarias más saludables y aprender a disfrutar de la comida sin inseguridad ni sentimientos de culpabilidad.

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