El trastorno de estrés postraumático (TEPT) se presenta cuando una persona es víctima de algún acontecimiento trágico, una situación de extremo miedo que le marca. Cuando se producen este tipo de situaciones las personas pueden experimentar diversos síntomas como son la rememoración del acontecimiento traumático mediante imágenes muy reales, permanecer en un estado de alerta constante lo que impide la conciliación del sueño y el descanso, explosiones de ira, sentimientos de preocupación o tristeza, etc.
El TEPT aparece en distintos momentos en función de las personas. Los síntomas pueden aparecer inmediatamente después de que tenga lugar el hecho traumático desencadenante del problema o bien un tiempo después. Aparezca en el momento en que aparezca este trastorno afecta a la vida del paciente, le hace permanecer en un continuo estado de alerta, en un estrés constante y con temor permanente.
Los pacientes tienden a perder interés por las cosas que antes les interesaban, presentan dificultad para expresar sus emociones e incluso tienden a alejarse de las demás personas. Esta pérdida de interés por el mundo se conoce con el nombre de frialdad emocional o embotamiento.
De forma general se pueden detectar tres tipos de TEPT:
Es habitual que cuando el TEPT se produce como consecuencia a la acción de otras personas como pueden ser atentados, secuestros, etc., el trastorno es más duradero que cuando el desencadenante es un suceso natural como pueden ser catástrofes o accidentes.
De forma general, el tratamiento para el TEPT parte por reducir los síntomas de ansiedad e incapacitación que los pacientes experimentan. Se deben analizar los factores que la originan y resulta recomendable al inicio del tratamiento acudir al psicólogo por lo menos una vez por semana. Mediante una concreta evaluación del caso, el psicólogo podrá determinar el mejor tratamiento para cada caso que ayude al paciente a superar esa complicada situación para volver a su vida normal lo antes posible.